Me sitúo de rodillas en el
confesionario. Me santiguo a mi manera (lo recordaba vagamente; no obstante,
debía ser parecido al brindis que hacía con mis colegas, «¡Arriba, abajo, al
centro y para adentro!»).
—Ave María —me apresuro a decir
basándome en mi primera comunión. O igual ni eso. Simplemente me sonaba que
comenzaba así.
—Purísima —dijo el sacerdote.
—¿Quién?¿¡Yo!? Hombre, tampoco es
que sea muy promiscua, pero…
—Tú dices: «Ave María Purísima». Y
yo te respondo: «Sin pecado concebida».
—Ah. ¡Hola, Padre! Se dice «Padre»,
¿verdad?
—Sí, hija mía, puede llamarme así.
—Una cosilla: si yo soy su hija y
usted es mi padre… Estooo... Uno de los dos ha hecho algo que no debía, ¡y yo
no he sido!
—Es una manera afectiva de llamar a
las feligresas de esta parroquia —dijo mi/el Padre.
—¿Feligresa? Es la primera vez que
escucho esa palabrota, aunque imagino que siendo usted un cura no va a comenzar
mi confesión insultándome. Bueno, yo quería comentarle que, uhm, por dónde
empiezo… Estoy atravesando un momento complicado. El tema laboral me trae de
cabeza, Padre. No encuentro trabajo. Las únicas ofertas que…
—Pero, hija mía, ¡eso deberías
solucionarlo en el INEM! Puedes encontrar una Oficina de Empleo al final de
esta misma calle.
—Supongo. Aparte, es que, además,
tengo un lío… Verá, Padre, le explico. Llevo saliendo con mi Antonio cinco años
y nunca habíamos tenido problemas de tipo, ya sabe, pero ahora no puede tener
una erección, y me culpa…
—¡¡Hija mía!! ¡Eso deberías
consultarlo con un sexólogo!
—No, en realidad, yo creo que eso
se le pasará. El problema es que no sé si dejarlo...
—¡Un terapeuta!
—... porque como queremos irnos a
vivir juntos y estamos buscando…
—Inmobiliaria.
—Además, estoy tan confusa con todo
lo que me está sucediendo…
—Psicólogo.
—... pero es que ya voy teniendo
una edad y si no me caso pronto, en vez de vestir santos me voy a quedar para
desvestir momias.
—Tal vez en eso si pueda ayudarte.
¿Os gustaría celebrar vuestro matrimonio en esta parroquia?
—Yo no tengo problema, pero mi
Antonio es que se pone como la niña del exorcista cuando entra a una Iglesia. Y
si lo cazo, creo que tendrá que ser por lo civil.
—En ese caso… Juzgado, hija mía.
—Entonces, Padre, ¿usted qué
arregla aquí?
—Te escucho y te absuelvo de tus
pecados. Pero primero debes hacer examen de conciencia.
—A mí es que los exámenes nunca se
me han dado bien. A menos que se trate de un tipo test, claro. Y lo de los
pecados, ¿qué incluye exactamente? ¿Eso es lo de los diez mandamientos? ¿Y las
mentiras piadosas cuentan? Por ejemplo, se ha mudado un nuevo vecino al Bajo D,
que la verdad, Padre, ¡está tremendo! Si mientras se le pasa a mi Antonio... y
no se lo cuento a nadie… ¿Dios se enterará?
—Sí, hija. Dios está en todas
partes.
—¡Ostras!, ¡pues no lo
sabía! ¿Y a cuántos Padres Nuestros y Aves Marías asciende el asunto? Si
tengo que hacer lo del Rosario, me lo voy a pensar, que lo de cantar con las
bolitas del collar me parece un poco siniestro. ¿O se puede usar las chinas?
—¡¡No te preocupes, hijaaaaa!! Yo
te absuelvo de tus pecados, en el nombre del padre, y del hijo, y del espíritu
santo.
—Pero Padre… ¡¡qué se olvida de
imponerme mi penitencia!!
—¡Bastante penitencia tienes ya!
Tranquila, Nuestro Salvador te guardará una parcela en el Reino de los Cielos.
Puedes ir en paz.
—Así da gusto, Padre. ¡Verá que contento se va a poner mi Antonio cuando le diga que ya está resuelto el tema
de la inmobiliaria!
Jajajajajaja. Lo de las bolas chinas me ha matao. Jajajajajaja ¿Te imaginas que las chicas pudiéseis alcanzar la absolución sacramental a través del uso y disfrute de un juego de bolas chinas? No sé yo, pero si llegara el caso creo que las acitudes pecaminosas se dispararían a niveles de Sodoma y Gomorra. Como mínimo. Eso sí, a cambio las iglesias y los sex shops se llenarían hasta la bandera. :P
ResponderEliminarUn texto graciosísimo, Soledad. Creo que tú y yo vamos a hacer buenas migas. Lástima que mi doctora me haya restringido el uso del pan en las comidas. En fin... Un beso. : ))
Pues vente con Eva y conmigo a misa que lo vas a flipar :D jejeje
EliminarTú pasa de tu endocrina y ponte a dieta de dietas jeje
Un beso libre de pecado.
Jajajajaja ahí estoy yo confesándome, el padre me echaria de la iglesia en una. Fuera de acá "feligresa" me insultaría. Buenísimo Soledad. Un beso.
ResponderEliminarMejor "tigresa" :D
EliminarComo te comenté antes yo no suelo ir a misa, que allí dan hostias... :P
Un besito.
Sin duda la paciencia del cura ha sido estoica, al nivel de la caradura de la "feligresa" ocasional. Me da la impresión de que el pobre Antonio va a llegar a la boda del juzgado con unos cuernos tan grandes que no podrá pasar de la entrada jaja. Un saludo pecadora pampirolesa.
ResponderEliminarPobre mi Antonio... es un bendito, jejeje cornudo, ¡eso sí! pero un bendito, jejejeje
EliminarUn abrazo, J.C.
¡Amén!
Buenisimo, me he divertido mucho "Y a cuántos Padres Nuestros y Aves Marías asciende el asunto?"
ResponderEliminarjeje, al final me ha dejado con la duda, como me ha perdonado todo... :D
EliminarGracias por leerme. ;)
¿Por dónde queda esa parroquia? Jajajajajajajjaja.
ResponderEliminar¡Madre mía! Me pongo yo en esa rejilla y no dejo que se marche el cura en dos días. Así es fantástico ir a confesarse. Por cierto, apruebo lo de las bolas chinas de Pedro.
Un saludo preciosa y felicidades por este graciosísimo post
Está en la misma calle del INEM, igual de larga la cola... jejeje
EliminarVeo que lo de las bolas chinas empieza a ser una idea brillante... anda que no íbamos a ir contentas a misa jejeje :P
Gracias guapa, un abrazo gordo.
Muy divertido Soledad, debió estar desesperada la chica para ir a la iglesia, jajajaja.
ResponderEliminarAbrazo.
Más bien aburrida... jeje :P
EliminarUn abrazo :)
Esta chica no necesita confesión, necesita un hada madrina jajajajaja. Muy ocurrente tu texto, Soledad :)
ResponderEliminarUn abrazo!!
O una peregrinación a Lourdes, jeje
EliminarGracias, Julia.
Un abrazo :)
"Muy bueno, a propósito de eso, se me ocurre que los sacerdotes confesadores no se han adaptado a los nuevos tiempos, pues ya deberían de tener algún tipo de formulario en donde los penitentes pudieran ir marcando sus pecados, tipo alternativas y después de totalizar el puntaje, final, encontrar las penitencias correspondientes... Tal vez hasta pudieran entregar algunas ofertas...Digo yo" Tito Fabio.
ResponderEliminarSí, está genial tu propuesta, además se podrían hacer competiciones, descuentos por pronta penitencia, e incluso intercambios de pecados que uno tenga repetidos, jejeje ;)
ResponderEliminarGenial!!!!
ResponderEliminarJaJa
Esta muy bueno
Saludos
Muchas gracias, Hilario.
Eliminar¡Un saludo! :)
Me he divertido mucho leyéndote. Creo que es la primera vez que me da pena un cura, jajaja.
ResponderEliminar¡Un saludico!
jejejejeje Gracias, guapa. Un besito.
Eliminar¡Genial el texto! para que voy a decir más.
ResponderEliminarUn beso
Muchísimas gracias, Francisco. Quedas absuelto de tus pecados ;)
EliminarUn abrazo.
jajajaja, muy bueno!!!
ResponderEliminarAbrazo
Gracias, Celia. ;)
EliminarUn abrazo. :)
Ja, ja, ja. Ese cura parecía un operador de línea "Atención al ciudadano" o algo así. Buenísimo. Como ya he dicho en los otros relatos que narran las aventuras de esta pareja, manejas el humor y los diálogos de forma espectacular. Creo que estos dos van a tener una larga vida literaria, pues los veo en muchas más situaciones en las que tu maestría, a buen seguro, nos va a deleitar.
ResponderEliminarHasta la próxima, un abrazo
Vuelvo a darte infinitas gracias aquí también. Espero no defraudar y poder arrancar alguna sonrisa más. No sé si es merecida tu opinión, pero sienta extraordinariamente bien. :)
EliminarHasta pronto. Un abrazo :)