Es cierto que tenemos mucho peligro
cuando nos juntamos las chicas. O eso dice mi Antonio.
Aquel café de la tarde me abrió los ojos
ante un mundo lleno de posibilidades por explorar. Había visto en televisión
algún anuncio sobre este tipo de webs, pero nunca le había prestado demasiada
atención. Sin embargo, las experiencias de mis amigas me hicieron reflexionar.
¿Páginas de contactos? Uhm, sonaba divertido. Solo había un diminuto problema:
mi Antonio. Pensé que si solo observaba el producto sin llegar a catarlo, no
sería trascendental. Desde el que apodamos «Asunto Pisa» —mi Antonio no soportaba las palabras «problema» y «erección» unidas
por una conjunción copulativa—, no me sentía deseada. Además, un poco de
coqueteo me haría más llevadera la espera hasta que el edificio se enderezase.
Y el cura tan simpático que me confesó unas semanas atrás, seguramente, no lo
contaría como pecado.
Finalmente, me decidí a registrarme
en una página. Elegí la que me recomendó mi amiga Mari, que, para estas cosas,
es muy avispada. Decía que en esa concretamente éramos las mujeres las que
llevábamos las riendas. Con lo que a mí me gusta tener el mando, no tuve que
pensarlo dos veces.
Me pareció políticamente incorrecto
colocar mi foto real; por tanto, elegí una de Angelina Jolie. Soy clavada
a ella, aunque por envidia insana nadie lo admita. Me quité dos años; el número
aceptable en el cual mentira y verdad se dan la mano y se hacen aliadas.
Al principio, la aplicación me resultaba
un tanto complicada, pero no tardé mucho en pillarle el tranquillo. Intercambié
mensajes con muchos chicos. Incluso me hice mi propio diario de mentiras
piadosas para no confundirme entre ellos. Al final, por descarte entre
psicópatas, paranoicos, cavernícolas y demás especímenes variados, me quedé con
dos. A uno de ellos le di mi número de teléfono. Por un momento, en mi regreso
a la adolescencia, me olvidé de mi Antonio. Lo complicado fue cuando comenzó a
sonar el teléfono y él intentaba captar mi frecuencia con sus antenas parabólicas. Menos mal que siempre he sido
muy astuta para crear argumentos sólidos e irrefutables.
—¿Quién era, cariño?
—Era mi madre. Nada, le ha dado
la regla.
—Pero, ¿tu madre no tenía la
menopausia ya?
—Pues, por eso… ¡qué le ha
pillado sin compresas!
Una hora después.
—Te han llamado, ¿verdad?
—Sí. El butanero.
—Pero si tenemos instalado Gas
Natural.
—Uy, ¡pues yo le he dicho que
traiga dos bombonas!
Dos horas más tarde.
—Hoy te llaman mucho por
teléfono, ¿quién era ahora?
—Tu padre. Dice
que últimamente no lo llamas mucho.
—Cariño, mi padre falleció el año
pasado.
—¡Pues con razón no lo llamas!
Anda, ¡y yo le he dicho que le devolverías la llamada! Tendrás que hacer una
Ouija.
Siempre he sido muy rápida y
convincente para fabricar respuestas manipuladoras de la realidad. Mi Antonio
nunca sospechaba de mí, jamás. Aun así, recapacité sobre Brad Pitt (foto de
perfil y alias de mi inoportuno pretendiente). Tampoco me gustaba lo suficiente
como para complicarme la vida y mentir gratuitamente. Aunque, ¡eso sí!,
hacíamos una pareja de película.
Opté por el otro chico, también
parecía muy agradable. Para no cometer el mismo error, no le facilité mi
teléfono. Únicamente nos escribíamos a través de la web de contactos.
Un mes después de intercambiar
coqueteos furtivos, sugirió que era hora de dar un paso más y fijar una cita.
Inmediatamente asentí, aunque poco más tarde me entró el sentimiento de
culpabilidad y unas ganas irrefrenables de ir de compras. Por ese motivo decidí
ir a comentar este tema con el Padre —ese cura que nos ayudó con
el tema de la inmobiliaria—. Al parecer, el hombre tenía un asunto urgente, porque
nada más verme entrar en la iglesia salió corriendo sin siquiera poder
saludarme. No hay mal que por bien no venga. Aproveché para hablar con Dios. Lo
convencí para llegar a un acuerdo. Si el miraba para otro lado mientras yo me
tomaba el café con ese chico —recientemente adoptado—, le prometía convencer a
mi Antonio para casarnos por la Iglesia. Como quien no quiere la cosa, le pedí
que dejase un momento el tema del libre albedrío para intervenir en el «Asunto
Pisa». Como el que calla otorga, interpreté que no había ningún inconveniente
por su parte.
Me dispuse a ir a la cafetería
donde habíamos acordado el encuentro: Mastur Bar, en la Avenida de la Purísima
número 69. Era tal mi paranoia que percibía señales confusas por todas partes.
La foto de su perfil era de Nacho
Vidal, así que, me dijo que llevaría un capullo… (¡Sois muy mal pensados!). Me
refiero a una rosa roja, e iría vestido con una camisa azul turquesa.
Al adentrarme al local aún estaba
más nerviosa. Observé a un chico moreno de espaldas que se ajustaba a la
descripción. Estaba sentado y apoyaba sus codos en una mesa, en un extremo asomaba
el tallo de una rosa. Tenía la cabeza inclinada hacia abajo. Me pareció que
tecleaba en un teléfono móvil. Era él, estaba convencida, y me esperaba a mí.
Miré hacia arriba y aconsejé a Dios
que se tapase los ojos, recordándole mentalmente el acuerdo previo.
Unos simples pasos.
Me sentía una niña traviesa (como
diría E. L. James: «La diosa que habita en mí daba saltitos con las orejas», o
algo por el estilo).
Apoyé mi mano sutilmente en su
espalda.
—Perdona, ¿Machopotente34?
—¡Sí!, ¡soy yo! —Levantó y giró la cabeza en mi dirección.
Me quedé atónita.
—¿¿Antonio??
—¿¡Cariño!?
Continuará…
Si te ha gustado este
post, seguramente disfrutarás leyendo Terapia confesional.
Jajajajajjajjajajajaa. ¡Menuda pareja, Soledad! Estoy deseando saber qué ocurrió después.
ResponderEliminarBuen relato, niña. Besos
jejeje Y yo, :P Menudos petardos. :D
EliminarUn besito, nena.
Divertido como siempre Soledad.
ResponderEliminarCosas que pasan, jajaja.
Abrazo.
:D Gracias, amigo.
EliminarUn abrazo. :)
Jajajajaja eso te pasa por bandida!! Me daré una vuelta por el Mastur Bar, parece un lugar interesante. Y amé el nombre Machopotente34, nada que ver con el Asunto Pisa. Ahora pegale por sinvergüenza. Buenisimo Sole, danos más!!!!
ResponderEliminarjejeje Jugar es divertido... hasta que se te va de las manos.:P Buen bar, ambiente relajado jejeje ¿Has oído el dicho:"Dime de que presumes y te diré de que careces"? Eso le pasa a mi Antonio.
EliminarUn besote, guapa.:)
JAJAJAJA Está buenísimo. ¡Una genia, Soledad! ¡Capa total!
ResponderEliminarjejeje Me has puesto colorada. :) Gracias, jefe. ;)
EliminarLa que has liado jajaja Ya decía yo cuando mencionabas a un tal Antonio que me sonaba a la del confesionario. Por otra parte, me han encantado esos que has llamado "argumentos sólidos" jaja, sobretodo el del padre fallecido al que no llamaba Antonio jaja. En fin, que quizás el "asunto Pisa" se arregle si se acuestan pensando que son desconocidos, quien sabe..
ResponderEliminar¡Un beso loca pampirolesa!
jejeje Sí, la misma personaje. Y calla, que por ahí van los tiros ;)
EliminarUn beso virtual :D
Buenísimo de verdad!!
ResponderEliminarGracias, Pilar. Un abrazo. :)
EliminarSinceramente Sole: tu relato está del XV ; ) Un beso para ti. Y un abrazo para tu Antonio. : ))
ResponderEliminarO del XVI, Peter. :P Yo me quedo con el beso. Mi Antonio y yo seguimos de disputa :D
EliminarOtro beso. :)
Nota: con lo de disputa me he acordado de un chiste. Ataco: Una abuela, que no oía muy bien, paseaba con su nieta por la plaza del pueblo. Vio a una pareja discutiendo y le preguntó a su nieta: ¿Qué pasa, hija?- Nada abuela, una riña. - Sí, ¿pero qué pasa con la niña?.- Una riña, abuela. -Sí, una niña, pero, ¿qué le pasa? - No, abuela, una disputa. - ¡Pues entonces no era tan niña! :D ( Un poco malillo, lo sé)
Estas son las cosas que pasan con internet y las travesuras jajajaja.
ResponderEliminarMuy bueno, espero la continuación, Soledad.
Besos!!
Vaya, se miente como bellacos, jejeje A ver como terminan estos dos. :P
EliminarUn abrazo, guapa. :)
Jajajajajaja, es genial!!! Me encanta!!! Qué me he reído con tus respuestas manipuladoras de la realidad... vamos, para no sospechar nada! Jajaja
ResponderEliminarDeseando ver cómo continúa...
Un beso!!!!
jejeje Es que mi Antonio está muy "empanado" :D
EliminarUn beso. :)
oye pásame la pagina a ver si regresa mi Antonio jijiij...
ResponderEliminarSi no regresa el tuyo yo te presto a mi Antonio una temporada :P
Eliminarjajajaaj gracias pero yo quiero al mio :P
EliminarBuenísimo Soledad!!!! Vaya par estos dos!!! No ha habido trozo de texto que no me riera, jajajaja
ResponderEliminarBesos!
jejeje Me alegro de que te haya divertido :)
EliminarUn besito. :)
Jijiji como me he reído. Las mentiras tienen las patas muy cortas.
ResponderEliminarUn besillo.
jejeje sí, y mira que ella disimula bien... :P
EliminarUn beso, guapa. :)
Jajajaja que bueno, menudo chasco jajajaja Ganas de saber que pasa después de esa sorpresa!!
ResponderEliminarSaludos :)
A ver cómo me explica Machopotente34 que hacía allí, jejeje Y no vale eso de "no es lo que parece" :D
EliminarUn abrazo, guapa. :)
¡En fin! esperaremos a la segunda parte para ver que excusa se ponen mutuamente esta pareja tan liberal.
ResponderEliminardivertido relato...y el cura seguirá desaparecido ¿No?
Besos
A ver como arreglamos este tropiezo, jeje. El cura se habrá mudado de barrio. :P
EliminarGracias, Francisco. ;)
Un beso. :)
... ¡ Sorpresa !,
genial, no dista mucho
de la realidad.
La mitomanía tiene
un precio, y debes cargar
con el.
Es una broma, me gustó
mucho ...
jejeje, Por suerte no es autobiográfico. :P
EliminarUn abrazo. :)
Una historia muy divertida, con un final que me ha gustado mucho.
ResponderEliminar;) Gracias, Wolfdux, por la visita y el comentario. :)
EliminarxDDDDD ¡¡Me partoooooo!! xDDDDD
ResponderEliminar¡¡Jooooder!! ¡¡No tiene desperdicio!! xDDDD
Me encanta la dirección: Avenida de la Purísima Nº69 ;P ¡¡Qué buenoooooo!!
Es que... He empezado a leer tus Letras con una gran sonrisa y he terminado con una mayor #SeSabe
"Adopta a un Tío", cada vez que veía el anuncio y salía el Leñador, decía: "¡¡Lechugas!! Uno así... ¡¡Cómo que no me importa adoptar!! ¡¡Total!! ¡¡Todo sea por hacerle una buena labor y ayudar a la Agencia de Adopciones!!" xD
¡Ay! ¡¡Qué buenoooooo!!
¡¡Besotes Mágicos!! ;)
jejeje Si te digo la verdad no recuerdo el anuncio ese. Sí que me suena, algo de "adopta un barbudo" o algo parecido. Nada, pues iremos haciendo el pedido :P
EliminarGracias, guapa. ;)
Un besito :)
Dioooos! Sorpresa sorpresaaaaa! Me encantó!!!! Un beso!!!
ResponderEliminarjejeje, gracias Hada. ;)
EliminarUn besito. :)
Tronchante y fresco, un relato que he leído con una sonrisa constante en mi rostro (me he aguantado la risa más de una vez porque tengo a los nenes y a la mujer durmiendo)... Te has salido, Soledad.
ResponderEliminar¡Abrazo, Compañera!
jejeje me alegro un montón que te haya divertido. :) Cuidadín, no despiertes a los peques que cómo le tengas que explicar lo que estabas leyendo la liamos parda. :P
EliminarUn abrazo, compi. :)
Bueno, me he leído tus relatos en otro orden, je, je. Vengo de leerme Coaching sexual I y II. Me han dejado muy buen sabor de boca pero la verdad es que este "Adopta un tío" me ha parecido genial. Ahora entiendo mucho mejor algunas cosas (claro está), si es que tenía que haber seguido la secuencia correcta, je, je
ResponderEliminarEscribes muy bien Soledad, y manejas de forma genial el humor en tus relatos, no he parado de reírme con esos golpes buenísimos. Pero no es sólo eso. Uno puede tener muy buenas ideas para sacar la sonrisa, pero expresarlas con palabras, darles forma en un relato, con una trama, con unos diálogos, es algo muy distinto. Tú lo logras a la perfección. Mi más sincera enhorabuena
Un abrazo
No pasa nada por leerlo en otro orden, lo único que hay detalles que no se aprecian tanto. jejeje Además, lo he liado yo un poquito, así que mea culpa. :/ ;)
EliminarMil millones de gracias. Me alegra muchísimo que te atraiga este tipo de humor. Me la juego un poco porque no todo el mundo lo aprecia de buen grado. Es complicado bromear con determinados temas sin resultar demasiado frívola o explícita. Así que te agradezco muchísimo tu apoyo. :)
Un abrazo. :)