Me gusta

domingo, 20 de septiembre de 2015

Orgasmo gratuito



Mientras esperaba aquel metro, mi mente se abstrajo completamente de ese andén para llevarme nuevamente a la habitación donde había estado horas previas con él. Aún sentía su aroma en mí; impregnaba mi ropa como un perfume de fluidos en movimiento, un néctar fabricado para mi cuerpo, que dulcificaba a la par que ardía mi piel. Con el obsequio de ese arrebato de pasión, ni siquiera pude asearme. Llegaba tarde al trabajo, pero agradecía que me hubiesen acompañado toda la jornada nuestras fragancias entremezcladas. Un día inacabable de orgasmos repetidos y masturbaciones mentales. De nuevo, había vuelto esa sacudida recorriendo en forma de escalofrío todo mi ser. Sentía aún sus manos apretándome los glúteos contra él, mis pezones estaban irritados de convulsiones convertidas en bocados; a fuego lento, a fuego vivo, a medio cocer.
Un golpe fortuito en el hombro me devolvió a la realidad. Presa de mis jadeos regresaba a casa, necesitaba más, como una damisela ansiosa por un encuentro furtivo con su caballero, sin armadura —para qué perder el tiempo—.
Allí sentada, en ese frío asiento, entrecruzaba con fuerza mis piernas. Sentía un dolor placentero que me recordaba lo poco que hacía de la visita de ese turista, el cual no necesitaba una guía ni un mapa de búsqueda del tesoro; a él le bastaba con ser el mejor pianista. Y no hubo una tecla que quedase por acariciar, y me compuso la más armoniosa y apasionante melodía que una mujer pudiese imaginar. En mis labios quedaba un hormigueo, una pócima mágica que los había convertido en continua humedad de inagotable deseo. Mi excitación iba en aumento con cada paso del trayecto de vuelta a mi paraíso terrenal. Y no dejaba de imaginar a ese diablo y su tridente que me incitaba a tentar y a morder serpientes.
Nervios.
Una cerradura que abre la puerta de mi universo.
Y aquella habitación, mi sala de juegos, donde horas antes había pecado… Ahora él está con otra... regalándole un orgasmo. Mi-or-gas-mo.


viernes, 18 de septiembre de 2015

Mis últimas horas (Parte I)




Con motivo del concurso "Relatos a dúo II", organizado por los compañeros de Círculo de Escritores, os presentamos Isidro Parra y una servidora nuestro relato de misterio "Mis últimas horas".


El tiempo pasa, y cada vez están más cerca...



Comienzo con la primera parte:



Hoy es 12 de Enero de 1976. Llevo cinco días sin dormir. Ya cuestiono si estas extrañas visiones son reales o a causa de la falta de sueño. En cualquier caso, dudo que pase de esta noche. Se acercan. 

Hace días encontramos esas extrañas ruinas funerarias al sur de la cabaña. Algo despertamos. Algo que debería permanecer dormido, ahora anda por estos páramos. Hace cuatro días Carlos y Jaime aparecieron muertos a escasos metros de la cabaña. He decidido no investigar más esas excavaciones. Cada vez que vuelvo de ellas las visiones son más claras, las extrañas sombras se vuelven más reales. Escribo esto para el que lo pueda necesitar. ¡No se acerquen a las ruinas!


17:05 horas

He reunido el coraje suficiente para salir. He enterrado a mis compañeros aprovechando que la tierra estaba algo más blanda por la lluvia. Me sentía sigilosamente observado, pero no debía dejar sus cadáveres a la intemperie ahora que se acerca el anochecer. Fuera, las maderas de la cabaña están llenas de arañazos y mordiscos. Probablemente, no soy el único que tiene miedo. El lugar se ha convertido en una huida constante de animales y, poco a poco, comienzan a desaparecer. Ahora sólo escucho el sonido por el temporal, anunciando que se aproxima una gran tempestad.


18:43 horas

Me siento agotado, sigo sin poder conciliar el sueño. Acaba de anochecer. En toda la tarde no ha parado un instante de llover; la lluvia cada vez golpea con más intensidad, incluso bajo cubierto está calando mis entumecidos huesos. O quizá, es el pánico que galopa en mí. Las figuras han rondado la cabaña, dando golpes y ululando. Parecen tan reales…  


19:30 horas

Hace un instante observé por la ventana. Las he visto, pero no sabría cómo describir algo que, hasta ahora, no sabía que existía. (...)


(Continúa en el blog de mi compañero PINCHA AQUÍ)



martes, 8 de septiembre de 2015

El cielo de los locos



Y un día nos veremos en el reino de los locos.
A ese lugar le decían: 
«El cielo de los que algún día
han escrito poesía».

lunes, 7 de septiembre de 2015

Cansada de besar príncipes



De un salto trepaste hasta mi escote.
Me obsequiaste con un lengüetazo,
dejándome un pegajoso sabor a sirope.

Me robaste un beso y un bocado,
y no te transformaste en un humano.

Con tu corazón hipertrófico
derretiste mis estereotipos;
ahora no necesito un cuento
que termine en un relato terrorífico.

Cansada de besar príncipes,
¡yo he adoptado a mi sapo!;
me quedo con tus arrugas y verrugas,
y... colorín colorado.

Qué no me prometas un satélite,
mejor me croas con ternura
mientras meces a nuestro renacuajo en la cuna.

Tan pequeño me haces sentir grande,
y no es que te haya subido a un pedestal,
que tu sangre fría yo la puedo calentar,
pero la azul se me destiñe en un pispás.

Convertiremos tu charca en mi hábitat natural,
prefiero vivir en un acuaterrario que un palacio;
que me hagas el humor y no la cena,
y metamorfosis en las noches de luna llena.

Me espantas a otros insectos indeseados,
aunque nos critiquen a mí me importa un carajo;
que por tus branquias has sido envidiado,
y el que se pique… ¡agua y ajo!

Por favor, qué no se rompa el encanto
y este anfibio no se me convierta en soberano.


Para escuchar el audio PINCHA AQUÍ.

lunes, 31 de agosto de 2015

Versos para dos

   —¡Te propongo un juego! Entre los dos vamos a hacer poesía. Tu escribes un renglón y yo otro,  y descubrimos qué somos capaces de crear.
   —¡Me apunto!
   —¡Empieza tú!

   Saboreo el último sorbo de mi copa de vino tinto y comienzo a escribir mi primer renglón. Me dejo llevar por el poder del rey Baco y el capricho del momento.

Estoy en un laberinto sin salida,
sin minotauros ni ninfas,
sin trampolín ni paracaídas
pero contigo, en definitiva.
Solo en mis sueños, mi imaginación,
soy enteramente yo, cuando te sueño,
cuando te descubro, tu cuerpo, tu sudor,
tus maneras, tu interior, cuando me
excitas, ¡oh, sí!, éxtasis y dolor,
velocidad, fricción, calor...
Sexo a traición.
En definitiva… amor.
¿Follamos?

   —Creo que esto no debería terminar así. (Risas pícaras)
   —A mí no se me ocurre mejor manera de acabar esta poesía.

   Y el vino habló.




jueves, 27 de agosto de 2015

Me marcho



¿Y si... me marcho?
A conocer otros paisajes diferentes o a regresar a alguno que me pintarrajeó la cara de felicidad.
A usar abrigo claustrofóbico en verano o un biquini colorido en invierno.
A tropezar con la misma piedra o a levantarme con el pie derecho.
A sufrir los efectos secundarios o a buscar la píldora de la felicidad.
A vivir deprisa o a seguir muriendo lento.
No lo sé.
Porque mientras estás leyendo estas palabras, no impides que lo haga.
Pero supongamos que... me marcho.
A endulzar con otro néctar mi café o a beber té.
A construir barricadas o a quitarme las espinas del alma.
A matar dragones o a calzarme un zapato de cristal.
A atrapar mis sueños o a ir hasta el infinito y nada más.
A quedarme si me lo pides o a no volverte a ver jamás.
Aún no lo sé.
Por eso, creo que... me marcho.
A arroparme en otros brazos sin coraza o a tirarme a un acantilado a braza.
A romper mis miedos o a sacudir los despojos de tu afecto.
Porque intuyo que no estrujarás las migajas de lo que un día llamaste amor.
Es por eso que… me marcho.

Y te lo agradezco.

Small Pencil